En primer lugar la miel tiene una gama de colores muy amplia, definida y característica. Esta puede ir desde un tono incoloro, mas propio en las mieles crudas sin filtrar, a los amarillos opacos, nácares traslucidos, (tanto claro, como oscuro), rojizos, caobas y llegar al color pardo, marrón oscuros y hasta casi negro.
El color y su opacidad variará además cuando la miel pasa de su estado líquido hasta que se cristaliza, lo que denota su calidad. Hay destacar que algunas variedades de miel, son más tendentes a la cristalización de manera natural.
La razón por la que la miel tiene diferentes colores se debe a varios factores, tales como la fuente de néctar, la región geográfica la época del año. Las diferentes variedades de color y tono que adquiere la miel según su procedencia y origen no supone una gran diferenciación a nivel nutricional, exceptuando a las mieles de colores más oscuros, que por lo general son más ricas en sales minerales.
Respecto a su sabor, podemos decir que por lo general las mieles más oscuras llevan aparejados una tendencia a tener un sabor más denso, condensado, con matices amargos y ásperos. Mientras que las mieles más claras y de color nácar suelen ser más suaves y aromáticas.
La procedencia floral y su origen también es muy determinante en su color, densidad y textura. Las mieles Apicum proceden mayoritariamente y se cosechan en la cuenca mediterránea española y especialmente con especies botánicas de la región de la comunidad valenciana. Flores que las abejas liban, mezclando posteriormente su néctar en la colmena.
La fuente de néctar es uno de los principales factores que influyen en el color de la miel. Las abejas recolectan el néctar de diferentes tipos de flores, como la lavanda, el eucalipto, el azahar, entre otros, y dependiendo de la flor que haya sido su fuente de alimento, la miel adquirirá un color diferente. Por ejemplo, la miel de flores de naranjo es de un color amarillo claro, mientras que la miel de flores de castaño es de un color oscuro y tiene un sabor fuerte, con ciertos matices amargos.
La época del año también puede ser un factor importante en el color de la miel. En la primavera, las abejas recolectan el néctar de las flores tempranas, que producen una miel de un color claro, suave y ámbar. Sin embargo en verano, las abejas recolectan el néctar de las flores de verano, lo que da lugar a una miel más oscura y de sabor más intenso.
Cuando llega el momento, cada una de las colmenas es cosechada por nuestros apicultores artesanos, en diferentes zonas agrícolas de España dedicadas al cultivo de naranjo, lavanda, nísperos, aguacates, etc... de modo que cada variedad de miel Apicum conserva el color y los matices originales, manteniendo las cualidades propias y auténticas de la miel artesana.
Se puede afirmar que los distintos tipos de néctar y origen botánico (plantas, arbustos y árboles) son los que aportan a la miel su color característico, sabor y aroma. Además la especie de abejas que produce la miel también puede influir en su color. Algunas especies de abejas, como la Apis mellifera, producen una miel de color dorado claro, mientras que otras, como la Apis cerana, producen una miel de color ámbar oscuro.
En conclusión, la miel puede tener diferentes colores debido a una combinación de factores como la fuente de néctar, la región geográfica, la época del año y la especie de abejas. Es importante destacar que el color de la miel no influye en su calidad o sabor, ya que cada tipo de miel tiene sus propias características únicas que la hacen especial.
Sólo en la miel natural podrás percibir los singulares colores que tiene esta, apreciándose también su diferencia en cuanto al sabor, el aroma y las texturas y sensaciones en boca.
Si quieres probar y descubrir tu mismo lo que has leído en este post, te invitamos a visitar nuestra tienda Apicum Miel donde podrás elegir entre una selecta variedad de mieles crudas y mieles crudas sin filtrar.